DANZA CLÁSICA


La danza clásica fue la primer práctica de expresión corporal en formalizarse, esto sucedió en el máximo esplendor del Renacimiento en el reinado de Luis XIV mejor conocido como el "Rey Sol".
Como antecedente se tiene a los bailes cortesanos, que como su nombre lo dice, existían para entretener a los miembros de la corte.

Actualmente también es llamado Ballet, aunque esto en un principio, hacía referencia a la pieza musical o al conjunto de bailarines.

La danza clásica se caracteriza por tener una codificación específica para cada paso; que se hizo formalmente y con un estudio posterior de la materia  y por primera vez por Carlo Blasis en su libro "El código de Terpsícore", que hace referencia a la musa griega de la danza.

A partir de la formalización de esta práctica se crearon distintas escuelas con un método de enseñanza distinto cada una. La primer academia de danza de la historia es la  Académie Royale de la Danse y fue creada también por el Rey Sol con la intención de profesonalizar a los bailarines.

Todas las escuelas poseen principios fundamentales básicos tales como: el en dehors, la postuara, el aplomo. Las posiciones de los pies son comunes para todas las escuelas. También la división de la clase en ejercicios que se efectúan en la barra, en el centro y el allegro. La correcta coordinación de movimientos de cabeza, brazos y piernas en el tiempo musical adecuado, es imprescindible en todas las escuelas, aunque unas con mayor énfasis que otras. La utilización de dinámicas contrastantes con alternancias rítmicas, es común a la Técnica Académica en cualquier escuela. Así por ejemplo, se diferencian movimientos ligados y en staccato, con cambios permanentes de direcciones (Guelbert, Vladimir 2012).


La danza clásica ha sufrido muchos cambios a lo largo de la historia, desde la música, la ejecución y uno de los cambios más notables (a parte de las piezas musicales), es la indumentaria. Si bien se sigue manteniendo un estilo determinado, durante el Romanticismo se dio un gran giro con el cambio del tutú de las bailarinas, que debido a su impacto, recibió el nombre de la época y así se conoce actualmente: tutú romántico.


Tutú de plato renacentista. Trajes de ballet Dhgate.com



Tutú Romántico. Mercado libre


Algunas de las escuelas más antiguas y con mayor prestigio dentro de la danza clásica son:
  • Escuela Francesa
  • Escuela Italiana
  • Escuela Danesa
  • Escuela Rusa
  • Escuela Inglesa
  • Escuela Cubana
  • Escuela Americana
Pero en este apartado sólo abordaré cuatro de las más importantes; la francesa, la italiana, la inglesa y la rusa.


ESCUELA FRANCESA

Staatsballett Berlín. Nawrath, Enrico. Recuperado de Danza Web



Con la fundación de la Real Academia de la Música y la Danza nació la Escuela Francesa. Sus pasos y posiciones fundamentales fueron codificados por el maestro Pierre Bauchamps, tomando como base las danzas de salón, aparecidas en Italia desde el Renacimiento y que dan origen al nacimiento del Ballet de Corte. Estos pasos y posiciones fueron estilizados, siguiendo la estética propia del neoclasicismo francés, marcado por la perfección de la forma y la elegancia.



Todas las escuelas poseen principios fundamentales básicos tales como: el en dehors, la postura, el aplomo. Las posiciones de los pies son comunes para todas las escuelas. También la división de la clase en ejercicios que se efectúan en la barra, en el centro y el allegro. La correcta coordinación de movimientos de cabeza, brazos y piernas en el tiempo musical adecuado, es imprescindible en todas las escuelas, aunque unas con mayor énfasis que otras. La utilización de dinámicas contrastantes con alternancias rítmicas, es común a la Técnica Académica en cualquier escuela. Así por ejemplo, se diferencian movimientos ligados y en staccato, con cambios permanentes de direcciones.


En 1701, Beauchamp, que ya había codificado, entre otras cosas, las cinco posiciones de los pies, así como ejercicios de clase, publicó Coreografía del arte de escribir la danza por caracteres, figuras y signos demostrativos, muy rápidamente traducido al alemán y al inglés.



La fille mal gardée (Jean Dauberval, 1789), Giselle y Esmeralda (Jules Perrot, 1841 y 1844), Coppelia (Arthur Saint-Leon, 1870), Paquita y El Corsario (Joseph Mazillier, 1846 y 1856), Sylvia (Louis Mérante, 1876) forman parte en la actualidad de las temporadas de ballet de muchas compañías mundiales, en versiones realizadas posteriormente (Pérez, María y Guelbert, Vladimir 1976).



ESCUELA ITALIANA


La Escuela Italiana se asienta a comienzos del siglo XIX, en Milán. Partía de sus propias raíces y del desarrollo del ballet, alcanzado por la Real Academia de la Música y la Danza de Francia.
Sin embargo, la referencia a Italia se hace inevitable, al hablar de los antecedentes del ballet como arte escénico.
No pocas veces se cita a Doménico de Piacenza como “el inventor del ballet”. Sin embargo, en su tratado De arte saltandi y Choreas ducendi, publicado en 1456, lo que hace Piacenza es organizar y codificar el rico material de danzas de salón, heredado de la Edad Media.
Al final del Medioevo, aparecía en Italia la “Moresca”, cuya evolución preparó el nacimiento del ballet. Era un divertimento de moda, que escenificaba uno de los temas de la época, la guerra. Con el transcurso del tiempo, perdió su carácter guerrero y le añadieron cantantes y diversos personajes, con lo cual su éxito creció tanto que la Moresca se introdujo en las “sacre representazione”, donde la danza se unía al teatro.

Con la llegada del Renacimiento los temas paganos heredados de Grecia comenzaron a mezclarse con temas cristianos. La Moresca evolucionó, a través de espectáculos callejeros muy elaborados y coloridos, que no tardaron en convertirse en toda Europa en la ceremonia de bienvenida a huéspedes importantes. De fiesta pública, pasó a ser un entretenimiento privado, que servía para que las clases altas hicieran un despliegue de magnificencia.
El ballet se convierte en el entretenimiento por excelencia. Fue en Milán donde Cesare Negri publicó, en 1602, su tratado Le Grazie d’Amore, en el cual recomienda apoyarse sobre una mesa o una silla para mantener el cuerpo “firme y recto”. Después, en su Nuove Inventioni di Balli se registran normas muy avanzadas para la época, como el en dehors y la media punta, que pasarán más tarde a formar parte de la base de la danza académica.
MÉTODO CECCHETTI


Eileen Mayo (1935)

Es una de las técnicas más utilizadas de formación en el ballet clásico. Se caracteriza por ser un programa estricto, con rutinas de ejercicio previstas para cada día de la semana. Para algunos, pretende convertir a la enseñanza del bailarín en una ciencia exacta. El programa asegura que cada parte del cuerpo sea trabajada uniformemente, combinando diferentes tipos de pasos en rutinas planificadas. Cada ejercicio se realiza a la derecha, así como a la izquierda, comenzando a un lado una semana, seguido por el otro lado la siguiente semana(Pérez, María y Guelbert, Vladimir 1976).


ESCUELA INGLESA

La
Escuela Inglesa surgió en la primera mitad del siglo XX. El énfasis de esta Escuela está en la limpieza de ciertos pasos y posiciones, la corrección académica y el cuidado de los detalles. Tiene como peculiaridad que no es virtuosa, exige extrema corrección de sus movimientos y es sobria en la expresión dramática. Su nacimiento se relaciona tanto con las figuras extranjeras radicadas en Londres Tamara Karsavina, Adelina Genée, Edouard Espinoza, Lucia Cormani o Enrico Cecchetti, como con bailarines y maestros ingleses, entre los que se cuentan Ninette de Valois, Marie Rambert y Phyllis Bedells. Ellos aportaron sus conocimientos en los métodos de la Rusia Imperial, de Bournonville, de la Escuela Francesa y de la Escuela Italiana, sumados a la propia experiencia de los bailarines ingleses. 
MÉTODO DE LA ESCUELA INGLESA
 La Academia Real de Danza combina los métodos franceses, italianos y rusos para crear un estilo único dentro del ballet clásico, caracterizado por su limpieza, precisión técnica y pureza de la línea, ajena a exageraciones y amaneramientos. Inicialmente concebido para mejorar el nivel de entrenamiento en el ballet clásico en el Reino Unido, la Academia Real de Danza se ha convertido en uno de los líderes mundiales en educación y capacitación en la danza, con unos 15.500 miembros en cerca de 82 países. Su entrenamiento se basa en la progresión lenta para prestar gran atención a las bases técnicas, siguiendo el principio de que al lograrlas, será más fácil para el estudiante incorporar, posteriormente, un vocabulario más difícil. El elegante uso de la cabeza y de los brazos es otra de las características que distinguen el método inglés (Neslian Andrea, y Vermaas Sandra 2015).

ESCUELA RUSA

Agrippina Vaganova in Esmeralda (1910) recuperado del sitio web Britannica


También conocida como escuela Vaganova debido a al nombre de una de sus coreógrafas, bailarinas y directoras con mayor auge dentro de esta escuela: Agrippina Vaganova.
La técnica de baile, el arte de la coreografía y la música de ballet se han construido con grandes aportaciones rusas. Aunque el propio ballet moderno ruso de inicios del siglo XXI está anclado en la tradición y no se desarrolla tan intensamente como en EE. UU. o Europa, la escuela legendaria de ballet sigue produciendo bailarines casi universales gracias a su alto nivel técnico.
Lo que vio Rusia el 8 de febrero de 1673 como el primer espectáculo de ballet de su historia fueron bailes lentos y muy ceremoniosos que consistían en cambios de poses refinadas, inclinaciones y pasos. Todo esto, llamado El ballet sobre Orfeo y Eurídice, estaba alternado con recitación y canto. Aunque no quedó nada de esta diversión del zar Alejo (Alexéi Mijáilovich), la fama del verdadero ballet ruso, que aparecería siglos más tarde, llega hasta nuestros días.
Fue el zar Pedro el Grande quien estableció la enseñanza obligatoria de baile a los alumnos de los colegios para la nobleza. La corte del famoso reformador ruso conoció los conjuntos de ópera y ballet extranjeros. Los hijos de los siervos de los cortesanos fueron los alumnos de la primera escuela de ballet de Rusia en 1738. Doce chicos y doce chicas se convirtieron en bailarines profesionales y desde entonces se recuerda el nombre de uno de sus miembros, el bailarín Timoféi Búblikov.
La madurez creativa del arte del ballet ruso llegó con el coreógrafo francés Charles-Louis Didelot en el primer cuarto del siglo XIX. En ese periodo se formó ya la escuela nacional de ballet, donde los rasgos principales eran sinceridad, sentido profundo de los espectáculos y técnica virtuosa de baile.
A esto colaboró mucho Charles-Louis Didelot, quien llegó a Rusia por primera vez en 1801 ya como famoso bailarín. Desarrolló en nuevo repertorio de más de 40 ballets (tanto a base de temas de compositores extranjeros, como de temas de compositores rusos) y enriqueció significativamente la técnica de baile, elevando el nivel de la enseñanza en la escuela de baile que después sería considerada la mejor del mundo. Desde entonces el Colegio Imperial de Ballet prepara solistas y cuerpos de ballet de primera clase con los que han trabajado los mejores coreógrafos en buenas condiciones creando espectáculos insuperablemente suntuosos con la participación de los mejores bailarines.
Marius Petipa
Primero conquistó Rusia con su arte como bailarín para después crear más de 50 nuevos espectáculos. En sus espectáculos se cristalizó el estilo clásico que dominaría después a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Los papeles principales recaían sobre mujeres, que podían actuar de solistas durante todo el espectáculo. Lo segundo en importancia para Petipa era la interpretación de los protagonistas; no se trataba solo de buenos pasos, debía haber sentimiento dramático.
Introdujo conceptos como pas de deux (en español “paso a dos”) donde una pareja de bailarines ejecuta los pasos conjuntamente, el adagio con el bailarín, interpretaciones solistas denominadas “variaciones” y la parte final con la participación de todos los miembros del ballet.
Fue el compositor Piotr Chaikovski quien demostró durante el trabajo con Marius Petipa que la creación de la música de ballet no merma la dignidad de un músico serio y que la misma música no es un simple acompañamiento de la danza, un “género bajo de arte musical”. Con su música romántica salvó el ballet ruso de la crisis porque en aquel tiempo en el arte ruso y la literatura reinaba el realismo, un estilo poco conveniente para el ballet de aquella época con su convencionalismo de la mímica en el escenario.



La colaboración con el maestro ruso fue una fuente de inspiración para Petipa. Creó con él La bella durmiente (1890), una obra considerada genial por “llegar a la cima de la perfección clásica con que destaca el arte del ballet”, según varias generaciones de amantes y críticos de ballet. Otros dos espectáculos, El cascanueces y el Lago de los cisnes, ambos también con música de Piotr Chaikovski, los creó con Lev Ivanov, el autor de algunas de las escenas más famosas de estas obras. Hasta nuestros días se conservan las coreografrías que Petipa creó para el cuerpo de ballet en Giselle. Algunos de sus espectáculos que siempre destacaron por su fuerza poética están reconstruidos.

Entre otros espectáculos famosos de Petipa se encuentran Don Quijote (1869, música de Ludwig Minkus), Raimonda (1898, música de Alexánder Glazunov) y Arlequinada (1900, música de Ricardo Drigo). También reconstruyó los ballets La sílfide (música de Jean Schneitzhöffer) y Coppélia (música de Léo Delibes).(Rusopedia 2010).

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